Lo ocurrido el domingo en el Diego Mena no debe ser más que ese partido en el que la responsabilidad de la suma de tres puntos, pesa hasta el punto de borrar las ideas a un equipo. Eso le debió pasar a un Dénia infinitamente superior a su rival, el Tavernes, quien le acorraló incomprensiblemente durante toda la segunda mitad haciendo peligrar el 1-0, marcador final y definitivo. El porqué los dianenses se amedrantaron y se encerraron atrás, sí, fue mérito de un equipo modesto que debió decirse aquello, de perdidos al rio. Es de suponer que lo trajo la tarde de forma aislada y que el equipo y sobre todo su cuerpo técnico, habrá tomado buena nota de que encuentros de este tipo, necesitan de una estabilidad en la alineación que le haya dado resultados en el anterior partido. Menos mal que la plantilla ofrece unas garantías enormes en defensa...

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